Despertar y ver a mucha gente muerta,saber que todo esto ha ocurrido a partir de un genocidio y aún así no poder hacer nada. Es duro levantarte y ver rostros conocidos que ahora estarán latentes en tu memoria y que incluso en esa situación siguen sin vida. No sé por qué decidí alistarme en el ejército;me gustaba el riesgo y vivir al límite,de eso no cabía duda,pero mirar atrás y saber que fue una elección tuya puede rematarte.Lo más curioso es que la nostalgia hacia mi gente no ha cambiado,sigue igual desde el primer momento, y es que cada día es más duro saber que aún les echo de menos desde este lado de la historia,incluso aún habiendo perdido a todo mi pelotón, a todos mis amigos. Es duro levantarte con toda esa gente a tu alrededor muerta,te preguntas porque tu historia continua, y el porqué de ser tu y no otro,piensas que conoces tu final aunque no sea seguro, el miedo acaba en optimismo y te acabas desmayando junto a ese cúmulo de cuerpos fríos.
Con el tiempo te vas acostumbrando a ver caras pálidas, a saber que la gente que te importa y la que no te importa desaparece en cuestión de segundos y no hay remedio para devolverlos porque lo único que queda vivo en ellos es su sempiterna existencia, aquella que ni unos genocidas son capaces de extinguir con las almas de las personas que sufren el sino tan irrevocable de la muerte temprana. Para los creyentes en religiones monoteístas Dios creó al ser humano como guinda de un pastel que es la creación, para mi el ser humano está hecho para destrozar y extinguir tanto su población como las cosas que ellos han dicho crear. De esto no tengo duda,entraremos en la historia y cada uno a su manera y en su historia, nuestra existencia siempre aparecerá si la buscamos. La mía si busco sobre los soldados en la guerra de París.
sábado, 30 de julio de 2016
Soldado en la guerra de París
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